Un osteópata es ante todo un profesional sanitario, tal como lo determina la Norma Europea en Osteopatía (EN16686). Esto destaca la importancia de que tu osteópata posea una titulación universitaria en ciencias de la salud (Fisioterapia, Medicina, Enfermería, etc.) o bien haya cursado estudios en el extranjero a tiempo completo con, entre cuatro y seis años de formación.
A través de las manos un osteópata trabaja mejorando la función del organismo de su paciente. Si los sistemas corporales funcionan perfectamente los síntomas remiten, ya que un síntoma o dolor no es más que la expresión de una mala función que si se mantiene en el tiempo podrá lesionar un tejido y provocar por ejemplo, una hernia discal.
El motivo inicial de consulta de nuestros pacientes en gran cantidad de ocasiones es, por ejemplo, un dolor lumbar que ellos mismos relacionan con malas posturas o falta de calidad en el estiramiento de los músculos. Sin embargo, intentan corregir la postura y estirar y el dolor sigue ahí. ¿Sabe usted que un dolor lumbar puede estar relacionado con un mal funcionamiento de su intestino? ¿O bien con una alteración de la oculomotricidad (movimiento de los ojos) para mantener una postura correcta? Es el osteópata el profesional sanitario adecuado para captar estos signos clínicos y poder corregirlos mejorando la función de los diferentes sistemas corporales.